Playa del Acero , no hay otra palabra ni otra imagen desde que he despertado hoy.
Lo primero que he hecho ha sido, ir a Google . Mas o menos me ha dicho “nanaí” no busques más que no existe esa playa , solo existe un libro con ese titulo.
¿Un libro?, ¿de ciencia ficción? .. Pues sí , de un tal John Varley que lo escribió en 1992 , además las criticas no son muy favorables , pero sin embargo recomiendan leerlo. Su primera frase del libro es ;“Dentro de cinco de años el pene será obsoleto”, y eso lo dijo en 1992. Profecía no cumplida ...
La cuestión es ,que me he quedado fría , yo esperaba encontrar esa playa , y no un libro que diga que el pene dejará de existir , pues vaya pena , ¿no? . ¿Qué tiene que ver una playa con el órgano masculino? En esa playa del Acero donde esta noche he estado, doy fe del que el pene todavía existía…
Me había marchado allí huyendo de la rutina de mi vida, huyendo de fantasmas imaginarios, huyendo quizá, tal vez, de mi misma . Es algo que me he planteado hacer muchas veces y que no he tenido valor para hacerlo…(o dinero suficiente para ello) .
Era una playa, no al uso, digamos que no era de arena blanca, ni paradisíaca, ni turística, ni se hacía surf, ni había palmeras, ni nada de lo que solicitamos cuando nos vamos de vacaciones. Está claro que yo busqué aquel lugar a conciencia para perderme y que nadie me encontrara. Solo quería encontrarme conmigo misma…(algo que no consigo nunca)… ¡ siempre me pierdo ¡ aunque lleve navegador , no hay manera de que me lleve por el camino correcto, doy más vueltas que una peonza para llegar el destino .
Era una playa a la que había que acceder por un camino estrecho y escarpado, dejabas el coche a mas de media hora de camino , encontré aquel lugar caminando hacia ningún sitio , llegué a pensar que ese rincón no podía conocerlo nadie . ¿Y si me ocurría algo?,¿ Y si me caía por el acantilado que daba al mar? … Porque desde lo alto de aquella pequeña colina estaba el mar…
Abajo ,una pequeña cala rocosa con piedritas , de las que a mi me gustan.
Estaba sola, el silencio lo rompía el sonido de las olas y pájaros de especies raras que no había visto ni oído en mi vida . Me recordó a la playa de Gulpilyuri, pero en vez de ir a ella por la parte fácil y llana del camino, había que subir una pequeña montaña entre un frondoso bosque y después volver a bajar para encontrar el mar.
Un pequeño letrero de madera decía “Playa del Acero”. Estaba claro que alguien le había puesto nombre, alguien conocía aquel lugar.
Una vez conseguí llegar a la orilla , recoloqué mi pequeña mochila , y me senté a admirar semejante belleza...
En mi pensamiento, siempre ÉL …
Al cabo de dos horas de baño ,sol y meditación empezaba a quedarme dormida ,pero me sobresaltó un sonido … alguien merodeaba por allí …


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