Llegó un día, en el que me di cuenta que no es necesario que me digan “te quiero” para saber que me quieren. A veces… las palabras sobran y los hechos hablan.
A mí me dicho “te quiero” sin hablar, cuando al despertar, con mi carita llena de sueño y esos pelos revueltos después de una noche de pasión, risas y alcohol, me dicen que estoy guapa… (Cuando una mujer despierta por la mañana, nunca está guapa).
Me dice que me quiere cuando… estoy terminando de ducharme, ando arreglándome para él y me trae un trocito de queso con una copa de vino mientras cocina para mí.
Me dice que me quiere cuando me pregunta si estoy cómoda en el sofá, y si tengo frío me trae una mantita en los días de invierno.
Me dice que me quiere, cuando, me llama para una tontería, o me confía lo que no le ha confiado nunca a nadie.
Me dice que me quiere… cuando aguanta el sol que no soporta para no dejarme sola en la playa.Me dice que me quiere, cuando camina a mi lado, porque yo no puedo correr… (Y quizá, correr, es lo que le apetece) Me dice que me quiere, cuando lleva cuatro años preparado para lo que pueda surgir y ayudarme a superar el trago.
Me ha dicho muchas veces que me quiere, ¡tantas!, que es imposible no quererle.
Y le quiero porque… me ha enseñado a no tenerle miedo a la velocidad de los días, ni al viento frío en la cara, ni al calor del verano. Le quiero por enseñarme que no hay rutinas a su lado y…que siempre somos buenos en algo. Le quiero, porque significa libertad y adrenalina cinco minutos antes de verle...
Y yo sé que me quiere, mucho más de lo que puede…y decirlo está de más. Me quiere porque así es como le quiero yo, sabe bien que me refiero…A no querernos más, porque no podemos.
Pensé que era importante que supiera que le quiero y nada más y aunque sea un tipo duro como acero, de esos que se guardan la emoción, de aquellos que dicen; "Yo primero muerto que un te quiero"…
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