Sonaba el maldito sonido del despertador del móvil , eran las cinco de la mañana ,
se levantó como un resorte dispuesta a entregar el ultimo vinculo
material que le quedaba. Ducha para espabilar, y mientras tanto decidir
si ir o no...
No sabía que iba a ocurrir ese día, no sabía si volvería al
anochecer o al día siguiente,
pero sí sabía que quizá era el fin, el fin de algo que no terminaba nunca.
Cuan equivocada estaba,
no iba a ser el fin, iba a ser la continuidad de
lo que nunca tiene un final ¿Por qué no llega nunca ese final? Eso, eso solo lo saben ellos dos. Quizá no se puede terminar lo que nunca empezó,
quizá el vinculo sentimental nos le deja cortar del todo el hilo invisible que
ninguno de los dos ven pero existe.
Quizá no pueden poner fin porque simplemente ninguno de los dos
quiere...
Empezaba a amanecer por Levante como siempre, la luz del
sol le cegaba en el espejo retrovisor, una canción sonaba en la radio,
siempre la misma, siempre repetida, una y otra vez pusiera la emisora que
pusiera... Las líneas continuas, discontinuas, las curvas, las rectas, la carretera era como su propia vida, unas veces llana, otros escarpada,
unas veces con subidas y otras con bajadas.
Seguía el sol su ascenso hacia el cielo azul que cubría el
terreno, agradecía el viento fresco por sus mejillas, así no se
adormecía, la noche anterior no había descansado nada y eso le hace
acusar más la "pequeña gripe" que le ronda, aunque ella nunca
hace caso de los avisos del cuerpo...
Llegó al lugar, lugar mágico donde los haya, poca gente, hora
de desayuno, le temblaban las manos al coger el móvil para llamar y decir
"estoy aquí", una vez lo consiguió, no hubo respuesta, un SMS
y poco más es lo que pudo hacer, y a partir de ahí, esperar ...
Al poco rato sonó el timbre inconfundible de su móvil, el
timbre que solo ÉL tiene cuando llama, no hace falta mirar quien es, solo el
sonido basta ...
Una voz cálida y alegre es lo que escucha, casi ni lo cree, no lo esperaba .
Una voz cálida y alegre es lo que escucha, casi ni lo cree, no lo esperaba .
-Estoy tomando café en el sito de siempre ¿vienes?
-Voy de camino.
El regalo que ella esperaba no llevaba envoltorio ni un lazo
rojo, ni un bonito papel, el regalo era solo su presencia una vez más.
Cuando apareció él, las malditas mariposas del estómago, esas
de las que tanto hablan se volvieron locas; "malditas sean"; decía
ella, todavía cuando le ve no lo puede evitar ...
Una charla amigable, un "te puedes quedar", o más
bien, "quiero que te quedes", fue suficiente para saber que
aquello jamás tendría fin aún sabiendo que no continuaría .
Y la luna llena invadió el lugar, una ranchera de fondo,
la brisa del mar, un gin-tonic, un beso y ella quiso la eternidad
del momento.
En la despedida miles de preguntas , preguntas que no era capaz de formular, respuestas que nunca tendrá. Ella ya las sabe, las sabe todas, su mente procesa pero su corazón se resiste.
En la despedida miles de preguntas , preguntas que no era capaz de formular, respuestas que nunca tendrá. Ella ya las sabe, las sabe todas, su mente procesa pero su corazón se resiste.
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