viernes, 26 de julio de 2013

Vias de alta velocidad

El 24 de julio será un día que jamás olvidarán 78 familias que perdieron en una vía de tren algún ser querido. Ese día como otros muchos en este país, no lo olvidaremos nunca.

Muchas veces utilizamos la metáfora de “el tren de la vida”, pero esta vez… ha sido, “el tren de la muerte".

Todo por culpa de la velocidad, esa que llevamos implícita todos los días de nuestra vida en casi todas las cosas que hacemos.
La velocidad en tomar una decisión que puede ser crucial en nuestra vida, la velocidad en hacer algo que puede cambiar el rumbo de un acontecimiento, la velocidad en la cual se propaga una noticia, la velocidad con la que queremos que pase el tiempo para algunas cosas , la velocidad conduciendo porque hay prisa en llegar a algún lugar,la velocidad con la que late nuestro corazón ante algún contratiempo, o cuando nos enamoramos, o
simplemente cuando  caminamos...

¿Siempre es la velocidad la causante de todos los males?

Hoy no quiero ser veloz en escribir, hoy no quiero velocidad en decisiones, hoy no quiero volver a ver ese tren pasar veloz en esa curva mortal.

Hoy me quedo con la  velocidad amable de la gente que se volcó a través de redes sociales para pedir ayuda, hoy me quedo con la velocidad audaz  de  los cuerpos de policía, guardia civil, bomberos, médicos, donantes, y gente anónima que salieron sin pensar a rescatar a las personas que habían quedado atrapadas entre un amasijo de hierros y hojalata en unos vagones de tren.

En estos momentos de tragedia los españoles somos un ejemplo a seguir.

Los gallegos por desgracia han vuelto a vivir otro varapalo más para añadir a su NODO particular.

Ahora comienzan las especulaciones sobre de quien tiene la culpa, siempre hay que buscar un culpable, algo o alguien donde descargar la rabia contenida de la injusticia por la pérdida.

Sea quien sea, o lo que sea que haya producido esa tragedia, ya da igual… nadie ni nada va a devolverle la vida a esas 78 personas que han fallecido, para mí,la mayor culpable es la velocidad…

No olvidemos que, más vale llegar tarde, que nunca…

Ahora quedan unos cientos de personas que si salen de esto vivas, vivirán sin vivir…Intentando superar los traumas, las pesadillas, el momento. Ellos llegaron ¿pero qué precio va a pagar por ello?.

La justicia divina debe andar de vacaciones, se ha olvidado de los inocentes y ha dejado sueltos a los culpables.

Mi más sincero pésame a todas aquellas personas que han perdido lo más amado de su vida.
Y si Dios existe, que acoja en su gloria a quienes perdieron la vida aquel 24 de julio de 2013.





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