Memoria

No sé de cuanta capacidad dispongo en el disco duro de mi memoria. No sé cuantos rincones de olvido habitan en mi cerebro, ni siquiera sé si habita el olvido en mi memoria.

Quizá deba formatear el  disco duro de mi corazón, tal vez deba deslizar el dedo sobre el botón Off.

Pero siempre que me dispongo a ello, corro el riesgo de perderlo todo, y no me voy a engañar, me da miedo… miedo de olvidar, miedo de no volver a amar, miedo de perder todo aquello que encontré y disfruté durante años, miedo de no volver a tener miedo.

Si se pudiese elegir qué borrar y qué no de la memoria, lo haría sin pensar; -borrar archivo - ¿está seguro que desea mover este archivo a la papelera de reciclaje? - Sí – ¿Está seguro que quiere eliminar este archivo de forma permanente? –Sí-

Que fácil parece ¿Verdad? , así lo hacemos continuamente con nuestros archivos o imágenes en nuestro ordenador. Me pregunto porque no podemos hacer lo mismo con los recuerdos que no queremos, con las cosas que tan solo ocupan espacio, con lo que ya no nos sirve dentro de nuestro corazón o nuestra memoria. Creo que de momento eso todavía no se ha inventado, pero confío qué con las nuevas tecnologías, se llegue a ello.

Hoy alguien me dijo: ¿Por qué no quieres ver la perfecta normalidad de tu genial don al escribir? ¿Por qué no ves quien eres tú? ¿Por qué no te ves? ¿Por qué te puteas tanto a ti misma? ¿Por qué, querida amiga? ¿Por qué? ¿Por qué no te das cuenta del manantial de dulzura, de bondad que sale de tu pecho? 

Tú eres una mujer profunda, nada superficial salvo para huir de convencionalismos y escaparte con elegancia... 

Solo te pido ... que te mires. Sé justa e imparcial, aprende a justificarte a ti misma. 

Aprende a valorarte. No te avergüences por un escarceo, por unas copas, por una escapada, por un orgasmo, por un abrazo, por una fiesta, por un madrugón... No te avergüences por nada, porque te conozco y te veo la ausencia de maldad... por mucha picaresca que creas ponerle. Necesitabas vivir y has vivido, necesitabas amar y has amado. No querías sufrir y has sufrido... Solo tienes que curar el daño,  y subir otro escalón más hacia la terraza. Un escalón más que te haga abandonar el sótano húmedo y oscuro.. paso a paso, escalón a escalón hasta llegar a la superficie de tu mar en el que poder disfrutar de su escandaloso silencio. En el que poder disfrutar del sol acariciando tu cuerpo. Hay que salir del sótano, querida amiga...

¿Alguien me dice como ver en una misma todo eso? … Supongo que si inventan un nuevo programa donde insertar -“valorarse uno mismo”- quizá funcione y lo logre.

De momento solo hay un archivo que dice; Ama al prójimo más que a ti misma .

(Los diez mandamientos nunca me los aprendí bien).