martes, 19 de noviembre de 2013

Volver

Muchas veces, sin apenas darnos cuenta, hacemos cosas que no queremos o las hacemos sin pensar.

Hace justo una semana que no escribo aquí, y no es por falta de ganas, quizá sea más por falta de tiempo, o porque las musas no me visitan en su momento. Como decía Serrat, deben andar de vacaciones.

Pero, después de los correos recibidos pidiendo que no deje el blog… aquí estoy de nuevo.
No se puede escribir todos los días, no todos los días suceden cosas para escribir. Una escribe cuando, siente, llora, ríe, o simplemente…un amanecer  o un atardecer te dejan sin aliento.

Estamos pasando unos días muy fríos, de esos que se te congela el alma y el corazón late tiritando. Y no ha llegado el invierno…

No quiero que este blog se quede solo en  un cuenta-recuerdos, quiero que esto se convierta en diario a partir de ahora. Un diario de las cosas cotidianas que a veces se convierten en extraordinarias.

Como por ejemplo la celebración del cumpleaños de una amiga, un día como otro cualquiera , una simple reunión de amigos se puede convertir en lo mas emotivo que he visto y sentido. Ver a tu mejor amiga llorar por el simple echo de tener ese día a toda la gente quiere y la quiere… se convierte en un día especial a destacar.


Después están los días en los que la llamada de otra amiga te deja sin palabras que decir porque su hijo le dice que no la quiere ver más…
Eso me deja sumida en la más profunda de las tristezas. Conozco la historia, una historia que no me hubiese gustado conocer, nunca imaginé que una familia como esa llegase a tal punto de desestructuración.
Querer tanto a una amiga y no poder hacer nada ante eso… crea impotencia.

También hay días en los que te levantas de la cama con la firme convicción de que el día resultará soso, y después, es todo lo contrario. Recibes noticias de quien no esperas y aunque no sean las noticias deseadas es grato ver que te responden a la llamada.

Y al final del día rutinario que esperabas, te encuentras haciendo repaso y dándote cuenta, que la rutina no existe, siempre hay algo que lo hace especial… como un amanecer cualquiera.

Cuando el  sol apenas asoma por el horizonte, y logra verse a través de las nubes que lo esconden, ves que quedan tan solo unos minutos más de oscuridad en la ciudad.Parece al fin que es otoño, es noviembre, con los típicos vientos que a las seis de la mañana parecen  ser más deliciosos que a cualquier hora. Es momento de ir a las ocupaciones, pero me doy cuenta que todavía puedo tomar un espacio de mi tiempo  para admirar la belleza de un amanecer…

Y recuerdo las vigilias que he tenido, esperando la aparición del sol en la bóveda celeste…

Siempre las he hecho voluntariamente y por simple motivación , sólo por el gusto de ver como la oscuridad es vencida siempre por la luz, otros amaneceres fueron obligados, incluso tristes…


Pero he de reconocer que la mayoría de ellos han sido por puro placer …



2 comentarios:

  1. Mi querida Penélope:Despues de pensar que,tardarias en regresar,ete aqui,hoy te dígo que entrar en tú blogg,há sido por equivocacion,pero grata.Volver, vuelve todo,bueno y malo,los únicos que no volvemos somos nosotros.Observó que hoy has tenido un dia,Calentito.Y respecto a la historia que díces de tú amiga,(la del hijo),no te apenes,pues aunque,creas que no puedes hacer por ella,yá lo has hecho, Siempre,y como tú has dícho,Quererla,Algo que pienso que es reciproco.Intuyo que para ella eres como para tí tú medicina del alma,... Siempre si me permiten.... Usar el símil... Un beso y gracias por estar siempre ahí!!!!ChAíto

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  2. Me a dado mucha alegria volver a leer en este blog, la verdad es que he dejado pocas veces mi opinión,no por falta de interes...me gusta mucho como escribes no dejes de hacerlo.Tqm.

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  Pandemia. Hoy he recordado que tenía un blog ¡Vaya! Con las satisfacciones que me dio en su tiempo y he llegado a olvidarlo algunas veces....