sábado, 12 de abril de 2014

Desde entonces...

A veces, recuerdo el día que le conocí. Eran tiempos de no muy buenos momentos. Esos momentos en los que en las malas rachas se busca con mayor necesidad un hombro en el que apoyarse, o alguien que, simplemente,escuche.
En realidad, yo no buscaba nada… pero él, pasaba por allí.

Era una mañana fresca de últimos de agosto, había nubes pasajeras que parecían cargadas de miles de lágrimas carentes de dolor.

Le vi llegar con una seguridad imponente, y al mismo tiempo con la timidez que pretende esconder baja esa falsa seguridad. Las miradas se encontraron,casuales,intercambiando sonrisas y palabras. Un café, y su mirada sonriente.

Desde entonces, se convirtió en el TODO de la nada de mi vida…mi sonrisa de los días malos, y compañía para los buenos ratos.
Lo que más apreciaba de él… eran sus abrazos. Grandes y reconfortantes, también fuertes, a veces los daba sin que le fuesen pedidos. "Los buenos amigos saben cuando uno de ellos necesita un abrazo",  le solía decir. Pero no era tan solo un amigo…
Poco después, fui yo quien le abrazaba más a menudo. Puede que por devolverle parte de cuanto me estaba dando. O… puede que por miedo a perderle.

Y por miedo a perderle, un día… le perdí. Mi “todo” me dejó en la nada, y la nada se olvidó de mí.
Y como decía Benedetti ;

Me  dejó con mi vida, mi trabajo, mi gente, con mis puestas de sol y mis amaneceres… 
Sembrando mi confianza me dejó junto al mundo derrotando imposibles…
Me dejó frente al mar descifrándome a solas, sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota. 
Me dejó con mis dudas pobres y malheridas… sin mis inmadureces, sin mi veteranía. 
Pero tampoco creyó a pie juntillas en dejarme del todo, y yo nunca creí ese falso abandono… 

Porque... cuando nos despedíamos, en el adiós… ya estaba la bienvenida.

Ha pasado el tiempo, en ese tiempo ocurrió de todo… hubo llantos, hubieron palabras, silencios, y tiempo… A veces, se necesita tiempo.

Y el tiempo pasó, quizá al día de hoy, es el mejor tiempo que he regalado. Ese tiempo me ha devuelto lo que un día me quitó. Me lo ha devuelto, renovado e inquieto, seguro de su inseguridad, tímido en la palabra, pero tajante con los hechos. Hechos que demuestran que siempre , pase lo que pase ... estará ahí . 
Ahora, he aprendido a estar sola sin soledad, sentir pena sin tristeza, llorar sin una lágrima…y reír con una sonrisa.


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