A veces cuesta discernir entre lo cierto y lo falso , entre la noche o el día , entre fuera o dentro.
A veces es difícil recordar una infancia, o un lugar, o un momento…cada vez me cuesta más hacer memoria de mi niñez...
De mi infancia recuerdo como disfrutaba del paso de las estaciones... era algo mágico y especial, que sugería que hasta lo previsible puede ser sorprendente.
El otoño marcaba el principio del año, con el comienzo de las clases, todo era nuevo y excitante. El barrio se llenaba de hojas secas y el devenir crujiente de mis pasos de niña, no pasaban aún de los zapatos del número 32.
Más tarde llegaba el sol brillante de invierno y el viento helado rozando la piel de nuestras caras cuando volvíamos de la escuela. Ya cruzaba sola calle, como gesto absoluto de independencia y autonomía. Vivía a 200 metros del colegio, pero era toda una proeza y un reto ir y venir sola .
Pero también, mi infancia era el día de la primavera, el pic-nic escolar, el tapper que preparaba mamá y que siempre era más tentador que el ajeno. Si por un minuto pudiera volver a subir mi bicicleta verde... a mis precarios patines... a los trazos torcidos de la rayuela en la vereda donde nos escondíamos para contarnos secretos que después eran bandos de pueblo.... Porque con la primavera, los días se volvían más largos, y todo era invadido por el olor al pasto recién cortado, o a la deliciosa tierra mojada tras la tormenta.
Y luego, el infinito verano, con su soledad de chicharras insolentes, ecos de las desveladas y eternas siestas que definían una agonía calurosa sobre las apergaminadas hojas de la biblioteca de los padres de mis amigas.
Y así poco a poco se fue creando mi infancia, con amigas que todavía están en mi vida, y otras, que por causas que nunca adivinas se marcharon para no volver jamás.
Así crecí, sola entre amigas, pero llena de vida. Me faltaron hermanas, hermanas con quien compartir travesuras de niñas.
En casa solo había dos chicos, dos niños traviesos que hacían de mi vida un imposible… marcaron su territorio e invadían el mío. Era una guerra…
Hoy, con el tiempo a mi favor, descubro gratamente que dos hermanos son dos escoltas… nunca me faltó protección fuera de casa… dentro era otra cosa.
Recuerdo el amor y el cariño que ha habido y hay en casa… recuerdo a mis padres planear las vacaciones con tres niños a cuestas sin importarles donde íbamos a meter las maletas.
La infancia es un lugar común, todos hemos sido niños alguna vez. Y sin lugar a dudas, las esquinas de nuestra memoria, reflejan las tenues luces del brillo de la infancia.
Descubrir el mundo, interpretarlo con nuestras primeras teorías, comprender la exquisita trama de las relaciones humanas, las trampas del lenguaje, las desilusiones y las sorpresas, las máscaras de la cultura y sus disfraces... sin duda, se trata de delicadas y sutiles huellas que pueden incluso tener la asombrosa capacidad de influir sobre nuestro presente...
Ese pasado pueden continuar vigente, en cada uno de nosotros, aunque revisado y hasta embellecido por el paso del tiempo y de las aventuras de la vida.
Pero llega la madurez… y las cosas se pintan de otro color. Pero como dice Nietzsche…
Uffff!..Niña,há estas horas y la llorera que llevo,la nostalgia,de mi niñez me acaba de invadir,y té digo que en mi caso..cualquier tiempo pasado fué mejor,excepto que la vida me há dado, amigas (pocas) pero muy importantes,a las que siempre llevo en mi corazon,bueno mi querida adicción...Mi insomnio y yó te damos un beso y gracias,ChAíto
ResponderEliminarBuenos días tesoro; Todo tiempo tiene su encanto , solo hay que saber buscarlo , cuando pasa el tiempo y los recuerdos te viene a visitar , suelen ser recuerdos amables . La memoria es inteligente y suele ser selectiva , nos deja con lo mejor , y lo malo o doloroso lo suele suavizar...De mi infancia me quedan buenos recuerdos , y en mi madurez he recogido el fruto de lo cosechado, y ni la siembra ha sido mala ni la cosecha está mal del todo ... soy afortunada de tener a mi lado o en la distancia amigas y amigos estupendos . No me quejo de nada . Un abrazo preciosa.
ResponderEliminarNélopeeeeeeeee que llantera cariño. Te quiero Nélope.
ResponderEliminarLlorar noooooooooo, hay que recordar las cosas y que asome una sonrisa . Un besazo niñas lindas ...
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