martes, 26 de noviembre de 2013

De lunes a martes...

A veces la vida me sorprende y me deja sin aliento, esos son los momentos que mas me gustan.
Ayer despotricando contra los lunes, los lunes de mi “ahora”, echando de menos los lunes de mi “ayer” y sin embargo, la sorpresa inesperada hizo su aparición.
La llamada del silencio hostil dejó de serlo, dejó de ser silencio y dejó de ser hostil.
No, no hay ilusiones de reencuentros, ni tampoco significa nada más allá que ir limando asperezas para lo que un día fue, hoy, sea amistad.

Reconozco que me gustó que me llamase, aunque fuese solo con la escusa de pedir un favor tonto, pero la llamada trajo consigo una charla distendida amable y graciosa.
No sé por parte de quien de los dos se intenta un acercamiento amistoso, pero eso, da lo mismo. A mi me vale para saber que no he perdido al menos al amigo, aunque haya perdido al amante.
Eso en realidad es, lo que toda mujer quiere ¿no? , un amante , compañero , amigo , y un largo etc … que de ese largo etc , es del que se asustan y salen corriendo todos .Y no pedimos tanto (creo)

Por eso, para que no salga corriendo de nuevo, me conformo con saberle ahí aunque sea como amigo.

Mi amanecer de hoy, pues… como los de antaño, una llamada despertador, con unas risas y la energía que da escuchar su voz con una sonrisa y unos buenos días. Siempre me conformé con poco.

La vida es muy simple la complicamos nosotros, es tan fácil hacer feliz a alguien y que alguien te haga feliz, que no nos damos cuenta de la sencillez de la felicidad, la cual está en nuestras manos tanto para darla como para recibirla.

Da lo mismo que sea a un hermano, a unos padres, a unos hijos, a un amigo, o a una amiga. Es sencillo, sólo con  dar los buenos días ya es señal de que alguien al despertar se acordó de ti, y eso nos hace sentirnos especiales.
Y por supuesto, si además es la persona que amas… ¡pues que les voy a decir! 

Yo, la que pensaba que era un libro que alguien escribía por ella y que algún día le podían cambiar los personajes y las realidades… pero esto no es así.
Te das cuenta de que el silencio tiene sus texturas cuando se llena de palabras coloreadas, que se puede decir te quiero sin pronunciar una sola silaba, y que te puedes despedir cuando estás diciendo hola.

A veces es imposible ocultar la melancolía del que tiene sin tener toda la NADA del mundo. Tampoco puedo apagar de un soplido las llamas de lo que ha ardido de manera tan profunda, es como un bosque lleno de abedules que no saben consumirse…


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