Estaba sentada frente al mar, cómo casi siempre, era un día de otoño inusual, aunque la brisa era fresca, el sol calentaba a esa hora del día lo suficiente cómo para echarse a tomar el sol.
Después de lo ocurrido la ultima vez, ya miraba a mi alrededor para saber quien se encontraba cerca. Tan solo había unos niños con su familia jugando con las piedritas , un poco más lejos un pescador aburrido que no pescaba ni la hora , a mi derecha, cerca del chiringuito, una pareja ensimismada entre ellos mismos … ahí se detuvo mi mirada , con una cierta melancolía, recordando ciertos momentos vividos allí mismo con quien…
Al final, nada interesante, nadie raro, algún viejito que otro paseando por la orilla, y grupos de buceadores preparando todos los utensilios para salir a explorar el fondo del mar, ese fondo que una vez conocí .Fue un bonita experiencia, la volvería a repetir si no fuese por el problema de vértigo que me causó un mareo impresionante con la presión del agua a tan solo 10 metros de profundidad. Me quedaron ganas de volver, pero mis frágiles tímpanos no resistieron lo suficiente.
Siempre he sido muy aventurera, no me gusta que me lo cuenten, por lo tanto, a todo lo que me han propuesto (nada deshonesto) he dicho que sí.
Después de otear los alrededores en los que me encontraba, decidí ponerme a leer, estaba, estoy ensimismada con un libro que me resulta interesante. Me tiene enganchada, y cuando algo me atrapa no lo dejo hasta verle el final… así me ocurre con casi todo en mi vida.
Durante la lectura, me quedé medio dormida, ya apenas escuchaba el sonido del mar, me estaba adentrando en un sueño y de repente el sonido de las piedritas me hace levantarme como un resorte…
No veo a nadie alrededor, nada… vacío, pero yo había escuchado unos pasos acercarse ¿Me estaría volviendo loca?
Habían desaparecido los niños, el pescador, la joven pareja. ¡Estaba sola! Era como si hubiese estado durmiendo horas, y sin embargo no había pasado ni media hora.
Me preguntaba qué era lo que había ocurrido, si era un sueño o realidad.
Todo real, miro el móvil, la hora correcta, mails que habían entrado a su hora, el sol un poco más a derecha… ya iba tomando el rumbo hacía el ocaso. Me empieza a recorrer un escalofrío por el cuerpo que era inusual en mí.
Decido taparme con la toalla y quedarme mirando el mar un rato más antes de marcharme.
Los recuerdos vuelven a invadir mi mente, y el corazón se encoje… No termino de encontrar el antídoto contra en veneno que llevo en la sangre.
Tomo la decisión de marcharme de allí, sentía que estaba en un lugar que ya no era el mío, me sentía en terreno hostil , me sentía amenazada , me sentí como jamás me había sentido allí .
Ese día el sueño no fue solamente eso, sino una mezcla de ellos y de pesadillas. Flashes constantes que acudían a mi mente. Aquello era la Nada... La Nada eran caminos partidos ante los que tomar una decisión, parecían más un laberinto que una solución. Y tuve miedo... pero no miedo a la muerte, porque esa llegará y hace tiempo que la conozco... ella hace tiempo que me espera. Todos llegan al valle de Hela y nadie puede salir, pero ella sabe que su beso interesado no recalará en mis labios... deberá atraparme de otra manera. Solo dejo que me besen aquellos a los que amo.
El miedo a la Nada resultó ser un pánico desmedido a la soledad, a la sensación de aislamiento. Una oda al cansancio de la Vida, un grito ante la ausencia de un abrazo. La Nada me envolvió y me asusté, no quería quedarme en el vacío…
De pronto alguien me dice; "¿Alguna vez te han dicho que tienes unos ojos preciosos?" Le respondo que no es nada original y pido un poco de agua… así encontré el camino para salir de la Nada…
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