¿Saben? Cuando sé que una amiga, mi mejor amiga, casi mi hermana, está mal, me siento mal.
El otro día estuvimos de copas, me fijé en lo mal que le supo cuando alguien le dijo lo que tenía que hacer o decir. La entendí perfectamente, y sé que estuvo a punto de levantarse e irse de allí. Y no por quien se lo dijo, sino porque últimamente siente que todo el mundo le dice lo mismo.
Sé cómo se siente, se siente como una si fuese una niña a la que están regañando todo el día, como si fuese ciega y no viese, y como si fuese sorda y no oyese. La comprendo porque muchas veces yo me siento igual…
Nadie lo hace con intención de herirla o hacerla sentir mal, a veces no nos damos cuenta que los primeros errados somos los que decimos que hacer a los demás.
Estoy hablando incluyéndome a mí, pero yo, hace mucho tiempo (y ella lo sabe) que a nadie le digo que hacer o no.
Porque ya tenemos una edad en la que cada cual sabe por dónde tiene que caminar. Y aunque a veces pedimos consejo u opinión, antes de pedirlo ya tenemos claro lo que haremos, ¿me equivoco?...
Nunca seré yo la que intente corregir, ni decir que no diga o no haga. Cada uno es quién es y sabe cómo se llama. Ella es mi amiga y como tal la quiero, con sus virtudes y con sus defectos.
Sé que eso no es todo lo que le pasa, le pasan muchas cosas más, lleva acumulando información de todo el mundo, penas de amigas, líos y culpas de los que no es responsable, pero ella cree que sí.
Si me escuchase, sé que me diría;
-¿Qué no soy responsable de hacer el bien por los demás? -
-¿Que no es mi responsabilidad tener a la gente contenta con mi trabajo?-
Y yo le contestaría;
-Pues no cariño, tú eres responsable de cómo hagas el trabajo, pero no de la vida de ese señor o señora, o de cómo se sientan-
Por eso hoy me toca ejercer de hermana mayor, entre otras cosas porque soy mayor que ella y aunque sea ella la que me regaña siempre (siempre que la dejo) debe saber que hay momentos en lo que tiene que dejar de ser todo lo que es…una superwoman, amiga, confidente, trabajadora, esposa, amante, hija, tía, hermana mayor,…ahora es mi hermanita pequeña la que necesita de su hermanita mayor para hacerle mimitos y escucharla llorar si hace falta. Porque a veces, hay que derrumbarse para volverse a levantar con más fuerza y mas reaños.
Y a ella no le faltan, lo sé, pero es humana, no es Robocop, tiene un corazón que late y bombea sangre y también sufre cuando le toca. Y aunque su vida desde fuera parezca maravillosa, aunque nos quiera vender la moto… a mí no, a mí no me la vende.
Siempre estoy con ella en un segundo plano, pero no por nada, ni por complejos, ni por estar mal, solo estoy de escolta, por si algún día le intentan disparar, que yo pueda desviar el tiro.
A ella no le hace falta que yo le diga lo que estupenda que es, no quiere halagos de los que ya está harta de escuchar. A ella le hace falta que le dé un abrazo y que nos quedemos un día, en silencio si quiere, o tomando un gin-tonic en casa , (en mi casa) y soltar todo lo que lleva guardado dentro, solo eso.
Y a partir de ahí, que llore, ría, patalee, despotrique contra el mundo, contra mi, ¡que descargue! Aquí estaré para escucharla.
Creo que no le hace falta que le diga nada más. Entre nosotras está todo dicho.
Y que no olvide, NUNCA, que no solo está ella para los demás, que los demás también estamos para ella, y que tiene derecho, todo el derecho del mundo a no apetecerle salir un día, a no querer sonreír y estar de buen humor, tiene derecho a hacer lo que le plazca y le dé la gana..Porque vida, sólo hay una...
Que vaya tomando nota. Porque ella es una persona de éxito, tiene cosas que el dinero puede comprar, pero mucho más valioso es como es ella y eso, no se compra con dinero...





Preciosa reflexión y maravillosa entonación la que se produce cuando las palabras se dicen con cariño.
ResponderEliminarEstupenda Penélope!