Llevo reflexionando un tiempo y la verdad es que no tengo
motivos de queja. Pero, ya me está tocando las narices el tema de mi espalda.
Llevo unos cuantos años conviviendo con el amigo “dolor”,y
a mi no me gusta convivir permanentemente con nada ni con nadie, por eso ya me
resulta un poco cansino.
Hoy no voy a escribir sobre la soledad ni sobre el amor ni
voy a utilizar retórica ni poesía , ni siquiera una gramatica perfecta , hoy
solo os cuento la realidad mas absoluta tal y como es. Sin adornos. Prosa pura
y dura.
Hace unos años (por le sirve de algo a alguien saberlo) me
diagnosticaron una de esas enfermedades llamadas “raras”. Fue por casualidad, si no hubiese sido por que ya no aguantaba el dolor y fui a hacerme una resonancia, quizá me hubiese muerto sin saber que eso existía. Se llama siringomielia. Es un daño de la médula espinal causado por un agujero lleno de líquido que se forma en la médula. La cavidad llena de líquido por lo regular comienza en el área del cuello. Se expande lentamente y ejerce presión sobre la médula espinal, lo cual causa daño de forma lenta. Puede no haber ningún síntoma o los síntomas pueden abarcar...
Dolor de cabeza.
Pérdida gradual de masa muscular (desgaste, atrofia).
Pérdida de la función muscular, pérdida de la capacidad para usar los brazos o
piernas.
Entumecimiento o
disminución de la sensibilidad(Disminuye la sensibilidad al dolor o la
temperatura)
Menor capacidad para sentir que la piel
es tocada(Cuello, hombros,
parte superior de los brazos, tronco con una distribución similar a una capa)
Empeora lento y
progresivamente.
Dolor que baja
por los brazos, el cuello o hacia la parte media de la espalda o las
piernas.
Debilidad(disminución
de la fuerza muscular) en los brazos o las piernas.
Otros síntomas que pueden presentarse con
esta enfermedad son:
Espasmos o rigidez en los músculos de las piernas, las manos
o los brazos
Movimiento descoordinado.
Miedo no tengo, de esto no me voy a morir, pero si me causa
una cierta inquietud pensar que me pueda quedar en una silla de ruedas y ser
una carga para mi familia y para los que me quieren. No lo podría soportar…
Me he llegado a plantear (en los momentos duros) quitarme de
en medio. A veces el dolor es insoportable, pero mi dolor es sordo, mudo y
ciego. Nadie lo oye, nadie lo ve y nadie habla de el.
Mi vida trascurre con bastante normalidad, hago deporte (después
de eso me quiero morir, pero lo hago) trabajo, conduzco, llevo mi casa etc.
Hago lo que cualquier persona normal hace diariamente... pero con dolor.
Llevo
asumiendo demasiados años esta tortura, y a veces…
De las cervicales me operaron para descomprimir la médula,
me fijaron dos vértebras a causa de la lordosis cervical, llevo en C-4 y C-5
dos discos de titanio y una chapita la mar de mona con seis tonillos preciosos.
Gracias a esa operación, desaparecieron
muchos de los síntomas ahí descritos, lo cual no significa que mañana no pueda
levantarme de la cama (pero eso ni lo imagino).
Lo único que queda son las
contracturas que ya están en mi empresa con contrato fijo. Antes eran de fijo
discontinuo y ahora ya tienen derecho a despido (pero no hay manera)
Después de conseguir asumir el tema,aparece la artrosis degenerativo lumbar (eso creo que es peor) me han hecho una rizolisis (cauterizacion de los
nervios fa-cetarios) Sin resultado. Esto es lo que más me molesta ahora y la
artrosis del pulgar de la mano derecha ,el cual no me deja hacer casi nada.
Por todo esto, me he planteado hasta dejar a mi chico…el
amor de mi vida, ese que tanto me costó tener a mi vera. Ahora, reflexiono y no
puedo consentir que cargue con el peso de todo esto. Llegará un día, el cual no
le pueda acompañar a montar en bici, bucear , subir montaña o tal vez no pueda ni
caminar a su lado. No soy capaz todavía de hacerlo, pero si esto empeora, lo
tendré que hacer. Nada me preocupa más que perder mi independencia, pero más me
dolería saber que quien hay a mi lado tiene que sacrificar parte de su vida. Si
tuviese que pasar a depender de alguien para cualquier cosa… me moriría solo de
ver ese panorama.
Solo me queda decir que el dolor es intenso, extenso y profundo. Me duele el cuerpo,
de tal modo que me afecta tan radicalmente que me desborda alguna veces. Si alguna vez supongo que
es un dolor localizado, desde luego no lo es, simplemente en un lugar y otro y otro más... Y no
siempre estoy en condiciones de afrontarlo. A veces me supera, me disloca.
Incluso hasta llegar a poderme y a desesperarme aunque solo son simples llamadas a la resignación. Otra cosa
es la impotencia ante la contundencia de su embestida, la constatación de los
límites de mi capacidad. Pero he decidido que el dolor ha de
afrontarse, ha de expulsarse.
Ya sea solo por dignidad.
Y recurro al lo que dijo un día Frida Kahlo: “Yo
solía pensar que era la persona más extraña del mundo, pero luego pensé, hay
mucha gente así en el mundo, tiene que haber alguien como yo, que se sienta
dañada de la misma forma en que yo me siento. Me la imagino, e imagino que ella
también debe estar por ahí pensando en mí. Bueno, yo espero que si tú estás por
ahí y lees esto sepas que, si, es verdad, yo estoy aquí, soy tan extraña como tú”.
El dolor físico rebosa lo corporal. Y su grito a veces silencioso nos reclama.
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