lunes, 2 de febrero de 2015

Intuición...

Los temores, las sospechas, la frialdad, la reserva, el odio, la traición, se esconden frecuentemente bajo ese velo uniforme y pérfido de la cortesía. 
Jean Jacques Rousseau

La confianza dicen que mata, y es cierto… nunca hay que dar la espalda. En menos que te des cuenta te apuñalan.

Reconozco que he sido muy confiada, demasiado, siempre he creído que la amistad y el amor  está por encima de cualquier traición. ¡Pero no!… en un momento dado…quien menos esperas y quien más quieres te da una puñalada donde más duele.
Me duele más si cabe porque siempre le he confiado mis debilidades, he sido vulnerable ante él desde el momento que supo mi punto débil.

“Me lo dijeron mil veces, mas yo nunca quise poner atención”… así dice la copla, y así es.

Creemos que todo el mundo es de la misma condición que una misma, ya lo dice el refrán,” Seas como seas, bueno o malo, crees que todos van del mismo palo…

No es que me pillase por sorpresa, lo cierto es que mi intuición falla pocas veces, pero no lo quería creer, no lo quise creer… no lo podía creer. Mis ojos no daban crédito a lo que veían…

A veces, tanto amor, ciega…y nos pone un velo delante para difuminar la verdad. No lo quiero creer, no puedo creerlo, pero sé que es verdad y estoy intentando borrar el archivo.
Me encuentro purgando penas… ¡seré idiota! Siempre procurando no hacer daño a nadie, siempre mediando por la tolerancia y el respeto, siempre justificando los hechos… 

Y al final ¿Qué me queda?... NADA… Tan solo que me diga…
De sobra sabes que eres la primera, que no miento si juro que daría por ti la vida entera...
Y sin embargo, un rato, cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera.


Siempre dije; No te mates por saber, que el tiempo te lo dirá, no hay nada más bonito que saber sin preguntar…

Y sin preguntar me enteré. Me queda una decepción que no sé si curará, porque no hay medicina que cure la decepción… creo que ni el tiempo me hará olvidar semejante traición. No lo merezco, aunque tampoco tengo derecho a lamentarme. 

Porque soy una cobarde sin dignidad. Debí marcharme de inmediato y no consentir que me siguiese mintiendo él a mí y yo a mi misma queriendo creer lo que decía, aún sabiendo que mentía…

Hoy me pregunto si alguna vez se me pedirá perdón por todo lo hecho…Aunque no me sirva de consuelo, pero quizá alivie el duelo…

Ojala te vayan envenenando los besos que vas dando …



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